miércoles, 4 de marzo de 2015

“ Yo y Garamendi. “
- Hola señor Garamendi…- le dije a Garamendi con miedo.
- Hola, te pasa algo te noto un poco raro.
- No no me pasa nada…- le dije con miedo.
- Bueno pues entonces entro en mi casa - y me sonrió.
En ese momento se me subió el corazón a la garganta.
Entramos en su casa…
- ¡¡¡Pero que ha pasado aquí!!! ¿Me lo puedes explicar?- Me dijo
- Lo siento señor no pretendía…- le dije en voz baja…
- Pero que dices si te lo decía de broma. Yo no quería toda esa chatarra.- me explicó.
- ¡Enserio! - me alarmé por su respuesta.
- Claro tonto, vamos a tomar un café juntos - me cogió del brazo…
(Ya en la cafetería de la calle de Oriente...)
- Que sepas que me tienes que decir la verdad. - me dice con cara de mal humor.
-  Pero señor yo no tengo nada que decirle…- nervioso le contesté.
- Pero, ¿tú te crees que soy tonto o que? - me grita sin piedad…
- Lo siento señor, no quería hacerlo. Pero usted antes me dijo que no le importaba…- asustado le dije.
- Lo hacía para que me dijeses la verdad pero, ¡como no me lo has dicho!- grita de nuevo.
- Ya lo siento... - le pedí perdón.
- Pero, ¿qué hacías hablando con ese ladrón. Confiesa qué le dijiste. -me dijo.
- Pues me estuvo contando que en su casa tenía mucha chatarra y me contó lo que había robado.- le expliqué.
- ¡Y no le detuviste! Menudo... Es que de verdad no se te puede mandar una cosa importante porque no cumples con tu promesa. - me gritó sin piedad.
- Lo siento...- le dije
- Adiós traidor. Nunca quiero volverte a ver. En mi vida, en mi vida. - Me contestó Garamendi.
Se dió media vuelta y salió del restaurante y se fue a su casa. Desde ese momento no volví a verle en mi vida como él me había mandado. Pero no porque no le quisiese ver si no porque el señor Garamendi después de todo este lío se mudó a otra parte de Madrid y no le he vuelto a ver nunca más.




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